Sí, nos dedicamos a hacer páginas webs profesionales, bien programadas y útiles para las empresas; pero no, este artículo no está realizado para que cualquier gerente de una empresa que se precie pierda los papeles y nos llame para contratarnos. Hoy os queremos contar algunas experiencias personales que nos han ocurrido en estos doce años de vida.
Se trata de esa “coletilla” que persigue a las empresas de nuestro sector y que suele darnos un quebradero de cabeza tras otro: “No, no te preocupes de la web, que ya me la hace mi cuñado”. Y aquí podemos sustituir al cuñado por el hijo, el sobrino, el amigo que tiene un blog, el novio de tu hermana que es diseñador gráfico o por la madre de todos los corderos. Porque cuando montas un negocio si te puedes ahorrar un dinerillo, pues bienvenido sea.
Y claro, aquí nos encontramos con una opcion que asusta:
- Una, que la web nunca acabe de estar terminada, o que en su defecto, esté realizada de manera, digamos, que no se ajusta a las necesidades de la propia empresa. Porque, ¿acaso dejamos que el motor de nuestro coche lo arregle un chapista, o que nos opere un veterinario? Sencillamente, no.
Y como en el taller, o como cuando vas a redecorar la casa, quizá sea mejor esperar a tener el dinero suficiente para hacer las cosas bien que crear un sitio web que esté a medio construir o que contenga algunos defectos graves. Unos defectos que quizá para ti pasen desapercibidos pero que, también quizá, te quitan credibilidad y la hacen prácticamente invisible para tus potenciales clientes.
No queremos entrar en fallos recurrentes, pero los hay, y muchos:
- No definir correctamente los menús de navegación,
- Definir mal los links,
- No realizar un diseño web atractivo,
- Abusar del exceso de información o en su defecto no poner la información necesaria,
- Pasarse con el uso Flash, o,
- No realizar las acciones necesarias para posicionar en buscadores de forma adecuada.
Y estos son sólo unos cuantos ejemplos que cualquiera de nosotros nos encontramos diariamente en muchas páginas webs que pretenden ser escaparates virtuales atractivos para las empresas.
Y podríamos seguir así durante tres o cuatro posts más, pero como podemos acabar siendo pesados, lo dejamos ya. Por eso, si estás pensando en crear una nueva web, no te pedimos que confies en Alpex Digital (aunque te podríamos sorprender) sino que, simplemente te lo pienses bien antes de dejarla en mano de tu cuñado, que pese a ser un gran tipo, convertirá tu web en un banco de pruebas para sus experimentos. A no ser, claro, que tu cuñado seamos nosotros. Entonces, sí, adelante, confía en tu cuñado.